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viernes, 31 de enero de 2014

¿Gusto o calidad? ¿Existe una verdadera relación entre estos dos conceptos? (Entrada Antigua)

En la siguiente entrada, abordaré uno de los temas más recurrentes de las redes sociales; la música. En la actualidad, es insólito encontrar a alguna persona que no tenga un gusto musical relativamente determinado. Esta especialización suele ser positiva: casi me atrevería a decir que es sinónimo de una personalidad madura, definida y, en su defecto, un tanto dogmática. Ahora muchos os preguntaréis ¿Por qué utiliza una palabra íntimamente relacionada con la religión? Bien, os lo explicaré, como suele ocurrir, las personas tendemos a defender nuestros gustos encarnizadamente, cayendo erróneamente en dogmatismos absurdos y en superioridades mal encauzadas (yo soy el primero en presentar dichos síntomas). Esta aseveración, esta respaldada por las múltiples observaciones que me he tomado la molestia de realizar en redes sociales como "Twitter" o "Facebook", comunidades donde no es extraño encontrarse con insultos hacia estilos de música; esgrimiendo argumentos como: la complejidad en la composición, la temática de las letras, la puesta en escena etc.
Los que me conocéis, sabéis que soy un maniático de la música "Metal" y de la mayoría de sus subgéneros y, como buen conocedor del género, no desconozco las barbaridades que la gente cree y dice sobre dicho estilo musical: satanismo, violencia, alcoholismo son solo algunas de las perlas y galanterías que algunas personas atribuyen al género. Bien, no me pararé a desmentir tales acusaciones, solo quería dejaros claras mis preferencias musicales.
Una vez hecha esta pequeña introducción sobre como esta el panorama colectivo y personal me centraré en el tema que nos cita hoy aquí. Deciros que no es extraño confundir los conceptos: gusto y calidad. Os pondré un ejemplo: siempre que hablamos con una persona sobre música, y esta difiere en cuento a gusto musical con nosotros, se apela a las típicas frases de: "Para gustos colores", "Lo mejor es lo que a cada uno le gusta" y necedades por el estilo. Pues bien, yo no estoy nada de acuerdo con ese tipo de "gilipolleces". Es decir, te puede gustar mucho "David Guetta" (por poner un ejemplo al alcance de todos), pero nadie en su sano juicio puede intentar establecer una comparación o algún tipo de paralelismo con "Mozart" en cuanto a calidad musical. Con este sencillo ejemplo, todos podemos vislumbrar fácilmente la abismal diferencia que existe entre los términos expuestos con anterioridad. En suma, deciros que todos somos libres de escuchar la música que más nos guste, o la música que mejor encaje con nuestro estado de ánimo en un momento determinado. Eso sí, nadie debería juzgar la música con criterios tan subjetivos como el "gusto personal".
Por último, deciros que con esta entrada yo mismo estoy apelando a la más básica y primitiva de las subjetividades, y, sinceramente, espero que vosotros hagáis lo mismo en los comentarios. ¿Gusto o calidad? ¿Existe alguna diferencia para vosotros o son conceptos homologables?

¿Son las instituciones académicas las principales instigadoras del miedo a coger un libro por placer? (Entrada Antigua)

La siguiente entrada versará sobre un fenómeno relativamente dramático: la falta de afición por la lectura. Naturalmente, todos los que escribimos en este blog: tanto lectores como autores; hemos tenido la suerte de ir a la escuela y poder concienciarnos de lo maravilloso que resulta amar la lectura. En un principio, todo el mundo puede establecer una relación lógica entre ir al colegio y, cuanto menos, apreciar mínimamente alguno de los muchos géneros literarios existentes. Pues bien, nada más lejos de la realidad. La experiencia me ha demostrado con una claridad abrumadora, que las instituciones académicas son las principales "productoras" de indiferencia por la lectura. Es decir, desde muy pequeños, nos bombardean con libros absurdos: con unas tramas que nos suscitan el mismo interés que programas como "Mujeres hombres y viceversa",  con unas secuencias narrativas alarmantemente alejadas de nuestras necesidades lúdicas y cognitivas. En conjunto, atentados flagrantes contra el fascinante hábito de leer. 
La justificación a éste ametrallamiento de obras literarias residuales la encontramos en los archiconocidos "Planes de estudio", estos panfletos más propios del demonio que de un claustro de profesores (sin ánimos de establecer ningún paralelismo), son los principales causantes de la poca importancia atribuida a la lectura por parte de los jóvenes y, en líneas generales, de la sociedad española a largo plazo.
Llegados a éste punto, aseverar que no sería justo culpar únicamente a la escuela del déficit neuronal que acusan muchos de nuestros jóvenes. Tampoco sería lícito arrojarle toda la responsabilidad a los colegios de la falta de cultura lectora que hay en éste país, ya que al fin y al cabo sería mucho más acusada con la inexistencia de estas instituciones docentes. En definitiva, las estadísticas nos demuestran la gravedad del asunto: somos uno de los países con peores resultados académicos, nuestra sociedad sigue viendo a los libros como un enemigo implacable; diseñados con el único propósito de destruir los momentos de ocio. Por último,  y como ya es habitual, os pido encarecidamente que dejéis patente vuestra opinión sobre como influye: el colegio, el instituto o la universidad. En la formación de futuros lectores.

La destrucción del mundo inteligible (Entrada Antigua)

Han pasado más de 2000 años de la aparición de Platón y sus ideas. Y en esos 2000 años el mundo ha sufrido grandes efectos cambiantes en el medio. La visualización de la estructura organizativa de la democracia ateniense y el posterior gobierno de los treinta tiranos nos permiten en la actualidad comprender las ideas de este filósofo. Pero al igual que a todo, está en un continuo cambio que puede llegar a destruir las ideas de alguien, en este caso Platón.

Entender el mundo ha sido la fijación de muchas personas durante todas las eras de nuestra humanidad y muchos han sido los que de alguna manera consiguieron comprender este mundo aun de muy distinta manera.  Llegados a este punto es cuando nos centramos en la perspectiva actual, en como en poco más de un siglo, la concepción humana del mundo ha sufrido un vuelco creando una perspectiva oscura de cara al futuro y sin tener una visión establecida, siendo casi totalmente destruida la formación del librepensador que conseguía llegar a distintas hipótesis (ciertas o no) que permitían enriquecer la cultura humana. Por esa misma razón el mundo actual se encuentra sin aquellas mentes que ejerzan la fuerza de la psique humana sobre el ejercicio de búsqueda del conocimiento abstracto que tan importante es.
Creación o disolución de las ideas preconcebidas, la actuación de cuestionarse estas teorías, aportando nuevas ideas que lleven al mundo a conseguir que las posteriores generaciones tengan la posibilidad de cuestionarse dichas ideas, generando el enriquecimiento cultural de la población uniendo así la búsqueda de las ideas mediante la razón con el mundo sensible, consiguiendo que no solo unos pocos, sino todos consigamos salir de la caverna oscura llegando al punto de la inteligencia colectiva “real”.