viernes, 31 de enero de 2014

¿Son las instituciones académicas las principales instigadoras del miedo a coger un libro por placer? (Entrada Antigua)

La siguiente entrada versará sobre un fenómeno relativamente dramático: la falta de afición por la lectura. Naturalmente, todos los que escribimos en este blog: tanto lectores como autores; hemos tenido la suerte de ir a la escuela y poder concienciarnos de lo maravilloso que resulta amar la lectura. En un principio, todo el mundo puede establecer una relación lógica entre ir al colegio y, cuanto menos, apreciar mínimamente alguno de los muchos géneros literarios existentes. Pues bien, nada más lejos de la realidad. La experiencia me ha demostrado con una claridad abrumadora, que las instituciones académicas son las principales "productoras" de indiferencia por la lectura. Es decir, desde muy pequeños, nos bombardean con libros absurdos: con unas tramas que nos suscitan el mismo interés que programas como "Mujeres hombres y viceversa",  con unas secuencias narrativas alarmantemente alejadas de nuestras necesidades lúdicas y cognitivas. En conjunto, atentados flagrantes contra el fascinante hábito de leer. 
La justificación a éste ametrallamiento de obras literarias residuales la encontramos en los archiconocidos "Planes de estudio", estos panfletos más propios del demonio que de un claustro de profesores (sin ánimos de establecer ningún paralelismo), son los principales causantes de la poca importancia atribuida a la lectura por parte de los jóvenes y, en líneas generales, de la sociedad española a largo plazo.
Llegados a éste punto, aseverar que no sería justo culpar únicamente a la escuela del déficit neuronal que acusan muchos de nuestros jóvenes. Tampoco sería lícito arrojarle toda la responsabilidad a los colegios de la falta de cultura lectora que hay en éste país, ya que al fin y al cabo sería mucho más acusada con la inexistencia de estas instituciones docentes. En definitiva, las estadísticas nos demuestran la gravedad del asunto: somos uno de los países con peores resultados académicos, nuestra sociedad sigue viendo a los libros como un enemigo implacable; diseñados con el único propósito de destruir los momentos de ocio. Por último,  y como ya es habitual, os pido encarecidamente que dejéis patente vuestra opinión sobre como influye: el colegio, el instituto o la universidad. En la formación de futuros lectores.

0 comentarios :

Publicar un comentario